Lo primero que vamos a hacer es preparar el chocolate blanco. Para ello, vamos a separar 250 ml. de nata y 250 ml de leche. Diluimos bien un sobre de cuajada en los 250 ml. de leche a temperatura ambiente:

Ahora, medimos la nata y pesamos el  chocolate. Ponemos la nata en un cacito, incorporamos el chocolate blanco y lo calentamos para que el chocolate se derrita e integre con la nata:

Una vez que el chocolate blanco esté derretido e integrado con la nata, añadimos la leche con el sobre de cuajada y lelvamos a ebullición sin dejar de remover para que no se nos pegue ni se nos formen grumos. Cuando llegue al punto de ebullición, lo retiramos del fuego:

Cogemos ahora un molde, y con cuidado, vertemos esta mezcla en el fondo. Es importante que pongáis debajo del molde un plato, sobre todo si es de silicona, para que lo podáis transportar sin que se mueva la mezcla. Lo dejamos templar un poco y lo dejamos enfriar y cuajar en la nevera durante al menos 30 minutos. Durante ese tiempo, preparamos el siguiente chocolate.

Preparamos ahora exactamente de la misma manera, el chocolate con leche, es decir, separamos 250 ml. de leche a temperatura ambiente y diluimos en ella un sobre de cuajada. Derretimos en el fuego 250 ml. de nata con 150 g. de chocolate con leche, y en este caso, a diferencia del anterior, añadimos también 40 g. de azúcar. Cuando esté derretido todo, añadimos sin dejar de remover la leche con el sobre de cuajada. Cuando llegue al punto de ebullición, lo retiramos del fuego:

Sacamos ahora de la nevera el chocolate blanco (ya habrán pasado los 30 minutos y estará ya cuajado). Hacemos con un tenedor unas pequeñas líneas sobre el chocolate blanco ya endurecido antes de añadir la mezcla del chocolate con leche. Esto lo hacemos para que encaje bien un chocolate sobre otro y no se muevan una vez que la tarta esté ya desmoldada:

Vertemos ahora la mezcla del chocolate con leche sobre el chocolate blanco. Para que se distribuya bien y no estropee el chocolate blanco ni se mezcle, ponemos una cuchara dada la vuelta y sobre ella vamos echando el chocolate con leche. Mirad, así. luego lo metemos en la nevera otros 30 minutos para que cuaje:

Preparamos ahora de la misma manera el chocolate negro, pero esta vez, en lugar de 40 g. de azúcar, añadimos 150 g.:

Sacamos de nuevo de la nevera (ya habrán pasado otros 30 minutos) el molde con los dos chocolates, y añadimos el tercero de la misma  manera:

Pasados los 30 minutos, sacamos el molde de la nevera. para desmoldarlo mejor, lo vamos a sumergir, sin que el agua llegue a los bordes del molde, en un barreño con agua aliente. Esto hará que la tarta se desprenda con facilidad de las paredes del molde. Una vez hecho esto, sacamos el molde del barreño, ponemos un plato sobre él, y con cuidado le damos la vuelta...

Y..., ¡voilá! Aquí la tenéis, ¿Os gusta? El resultado es de lo más profesional, lo hagáis con este molde o con cualquier otro y el sabor, ni os cuento. También se puede hace en chupitos con una base de galletas con mantequilla tipo cheescake... Ummmm... ¡Echad vuestra imaginación al poder!

Y con este super postre me despido hasta la semana que viene, no son antes desearos una semana dulce, tan dulce como esta receta.

Un besote muy fuerte,

Cocotte.